Perejil siempre fresco

 Ocurre casi siempre que en la frutería nos ofrecen un ramito de perejil que acaba marchitándose metido en agua dentro de la nevera, de forma que cuando volvemos a necesitarlo está irrecuperable.

Hay un truco muy fácil para mantener siempre fresco el perejil y no desperdiciar ni una hora, y es simplemente congelándolo.

Para ello solo necesitamos un ramito de perejil, tijeras de cocina y un bote (de cristal o plástico) con tapa.


Lavamos muy bien el perejil y lo dejamos secar para que no se acumule el agua a la hora de congelar. 

Quitamos los tallos y y hacemos pequeños ramitos agrupando las hojas para que queden a la misma altura y las cortamos en trocitos pequeños (aunque depende del gusto de cada uno). 
 

Guardamos las hojas ya cortadas en un bote, y ¡al congelador!

Para utilizar el perejil congelado no es necesario pasar por el proceso de descongelación, solamente con tocarlo con los dedos queda como si estuviera recién cortado, fresco y oloroso.

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