El camino de Santiago que no aparece en las guías

Con la llegada del buen tiempo empiezan a hacer camino los peregrinos que puntualmente quieren llegar a Santiago el 25 de julio. Mochilas, sombreros, garrotas y calabazas pueblan las múltiples rutas que conducen a Compostela. 

Algunas de ellas más tradicionales, como el camino del Norte, el Francés, el de Aragón o la Vía de la plata, otras quizás menos conocidas como el camino Inglés, el de Madrid, el Sanabrés o el de Levante. Y así hasta llegar a los 15 caminos más o menos oficiales, que a su vez tienen infinidad de ramificaciones y  continuidad con otros itinerarios que dan comienzo fuera de España. 

De todos estos caminos, de su historia, su cultura, su gastronomía,,, de los impresionantes monumentos y de los nueve espacios declarados Patrimonio de la Humanidad que lo componen, podremos encontar multitud de escritos, pero lo que nunca podremos encontrar es ese relato sobre el camino interior que todos y cada uno de los peregrinos llevan a cabo, sea cual fuere la primera motivación que les ha empujado a realizarlo.

Ese camino interior, el que se va haciendo a cada paso, no aparece en las guías de viaje, ni en los libros. Ese camino interior que no es uno, sino uno por cada persona que ha peregrinado a Santiago, está siempre por descubrir, por vivir, porque en cada ampolla, en cada piedra del camino, en cada árbol y en cada grano de tierra se encuentra escrita la historia irrepetible de cada caminante.

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